Esta mañana, Entreculturas ha presentado el informe “La vuelta al cole. Un reto global a la sombra de la pandemia“, un documento al hilo de su campaña “La vida sin educación no se sostiene”. Durante el acto, Daniel Villanueva, vicepresidente ejecutivo de la ONG de los jesuitas, ha insistido en que “no podemos permitir que esta crisis sanitaria se convierta en una crisis educativa”.
A raíz de la epidemia del coronavirus, más de 1.600 millones de alumnos (un 94% de la población estudiantil del mundo) se ha visto afectado por el cierre de las instituciones educativas en el momento más álgido de la crisis. “La respuesta que se dio al cierre fue la educación en línea, pero más de la mitad de la población estudiantil no tiene ordenador y más de 700 millones no tiene ni siquiera acceso a Internet”, ha señalado Lucía Rodríguez, responsable del Departamento de Incidencia Política de Entreculturas.
“La pobreza es el principal obstáculo estructural con el que se encuentran los estudiantes para ir la escuela y la brecha digital es una de sus caras visibles”, añade Rodríguez. Ante este escenario, Daniel Villanueva ha advertido de que “si los países no nos fortalecemos en el campo educativo ni nos enfocamos en colectivos vulnerables, se va a agravar la brecha educativa”. “Una humanidad sin equidad educativa va a retroceder en todos sus indicadores de desarrollo”, recalca.
Las niñas se llevan la peor parte
Según Lucía Rodríguez, “la pandemia está afectando a países con grandes cicatrices anteriores”. Países en guerra, con economías asfixiadas o falta de recursos. En palabras de la responsable de Entreculturas, “369 millones de niños y niñas tuvieron que buscar fuentes de alimentación alternativas al cerrarse los comedores”.
Rodríguez ha revelado además “un incremento en las diferentes violencias que sufren las niñas y adolescentes en el ámbito familiar y la comunidad en general”. A este respecto ha sido clara, “cuanto más tiempo dejen las niñas de asistir a la escuela, más probable es que no regresen”.
Es algo que ha constatado por videollamada Toyi John, alumna de un colegio en el campo de refugiados de Dzaleka en Malawi. Ella ha vuelto a clase y está estudiando mucho, pero algunas de sus compañeras “no han podido volver al colegio debido a matrimonios o embarazos precoces en estos meses”.
Replantearse la educación
Como advierte Lucía Rodríguez, “el mantenimiento de la educación durante las emergencias no solo es un deber para los estados sino una forma de atenuar las crisis”. Por ese motivo considera que “no podemos volver a las aulas para volver a hacer lo mismo, es el momento de replantearnos la educación”. Y celebra “las numerosísimas innovaciones para garantizar el aprendizaje en situaciones difíciles que se han presentado desde marzo.
Una de ellas es la educación por radio. Una metodología que, según Pablo Funes, coordinador de Cooperación Internacional de Entreculturas, ha cosechado buenos resultados en países como Venezuela. “Hemos llegado al 75% del alumnado de nuestros colegios de Fe y Alegría a través de la educación a distancia”, señala Funes. “Ahora trabajamos para que nadie quede atrás, revisar los currículos; dotar a las escuelas de guías y seguir atendiendo los temas de urgencia”, añade.
Por último, Entreculturas ha solicitado que se prioricen las necesidades educativas de los alumnos en contextos de mayor desventaja, se recupere la inversión del 0,7% del PIB en cooperación internacional y se impulsen medidas específicas para proteger a las niñas del riesgo de sufrir violencia.