El 9 de agosto muere en Salamanca, ciudad que la vio crecer como mujer, como fundadora y como Hija de Jesús. Los que la conocieron y trataron la describían como una mujer santa y, por ello, muchos salmantinos se acercaron a darle su último adiós.
El 9 de agosto muere en Salamanca, ciudad que la vio crecer como mujer, como fundadora y como Hija de Jesús. Los que la conocieron y trataron la describían como una mujer santa y, por ello, muchos salmantinos se acercaron a darle su último adiós.