El Miércoles Santo comenzaba la Pascua de #JóvenesFI. A las 15:50 horas se abrió la conexión y, poco a poco, los jóvenes de distintas ciudades fuimos accediendo a la reunión: Albacete, Badalona, Bilbao, Crevillente (Alicante), Donosti, Burgos, Elche (Alicante), Granada, Madrid, Málaga, Marchena (Sevilla), Menorca, Murcia, Pamplona, Sevilla, Talavera de la Reina (Toledo), Vigo… e, incluso, dos jóvenes de Argentina.

Era un día de inicio, de encuentros y reencuentros, de caldear el corazón. Por ello, personas de diversos ámbitos decidimos sumarnos y no perder la oportunidad de celebrar, orar y reflexionar en comunidad: Jóvenes FI, monitores de Alcor, profesores, jóvenes que habían participado en distintas experiencias (campos de trabajo, experiencias de sentido sur, Pascuas, encuentros de Jóvenes FI…), acompañantes laicas e Hijas de Jesús.

En un primer momento se presentó la Pascua de este año, bajo el lema: REPÁRAME, CONTIGO TODO SE RENUEVA, basado en la técnica japonesa de Kintsugi. Esta antiquísima práctica consiste en usar oro o plata líquida para reparar objetos de cerámica. Dichos materiales se utilizan para soldar los fragmentos, lo que dota a la pieza final de gran valor, no solo por la presencia del metal precioso, sino también porque el objeto resultante se convierte en una pieza única, diferente al resto y especial.

Así, se explicó que el lema de la Pascua de Jóvenes FI plantea que, cuando algo está dañado, tiene una historia; y es precisamente la superación y sanación de la herida lo que lo convierte en algo aún más hermoso. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se visibilizan y se celebran. Las cicatrices se convierten en una prueba de imperfección y fragilidad, pero también de la resiliencia, la capacidad de recuperarse y hacerse más fuerte. 

Tras la presentación de la Pascua, todos y cada uno de los participantes nos presentamos serenamente. Poner cara y nombre a cada persona nos ayudó a crear un ambiente de intimidad y construir comunidad.  

Tuvimos, además, un rato de oración, de encuentro con el Señor de nuestras vidas, con Jesús. Fueron momentos para disponernos a vivir estos días, para “dejarnos hacer por Él” y, con un profundo compartir, Dios fue hablando a través de la comunidad y la reflexión… “¿Cómo vengo a esta Pascua? ¿Qué espero? ¿Qué necesito? ¿A qué me voy a comprometer? ¿Qué siento? ¿A qué me invita Dios estos días?”

Finalmente, terminamos el encuentro escuchando la canción ‘Cosas de locos’, con el deseo de volvernos locos por Jesús, por el Reino y vivir estos días a fondo y en comunidad. 

Equipo de Pastoral Juvenil Vocacional